En medio de la imponente belleza de la costa sureste de la isla Isabela, un equipo de apasionados por la conservación emprendió una misión crucial para proteger a una de las especies más emblemáticas de Galápagos: la iguana terrestre amarilla (Conolophus subcristatus). Liderados por el Dr. Jorge Carrión, nuestro Director de Conservación, nueve expertos de Galápagos Conservancy, junto con guardaparques, completaron con éxito una importante expedición a Bahía Cartago. Su labor se centró en el monitoreo la población de iguanas amarillas en el sitio, incluyendo un censo integral, la colecta de muestras biológicas y el registro de información sobre las amenazas que enfrenta, información que permitirá generar recomendación para asegurar la supervivencia de esta especie única frente a los desafíos ambientales actuales.
El equipo viajó a un sitio remoto, de difícil acceso y raramente visitado en la costa sureste de la Isla Isabela: Bahía Cartago. Allí, bajo el sol durante 8 días, recorrieron campos de lava y pequeñas colinas cubiertas de vegetación, buscando a las esquivas iguanas, capturando, midiendo y marcando muchas de ellas, además de colectar muestras biológicas esenciales. Esta población es una de las últimas en estado silvestre en el sur de la Isla Isabela y no había sido censada en al menos 20 años. Lo que el equipo descubrió ofrece esperanza para la recuperación de esta población aislada de iguanas cuyo estatus es vulnerable (Vu) según la Lista Roja de las Especies de la UICN.
Durante la expedición, el equipo logró localizar y tomar datos de 288 iguanas terrestres amarillas, de las cuales 117 fueron hembras y 171 machos. Este tipo de monitoreo es fundamental para comprender la dinámica poblacional de la especie y evaluar su el estado en su hábitat natural. La información obtenida aporta datos clave sobre el tamaño poblacional, los patrones de distribución, amenazas y posibles cambios en su estado de conservación.
De los 288 individuos monitoreados, el 50% no habían sido marcados previamente, mientras que el porcentaje restante ya contaba con microchips de identificación, lo que facilita su seguimiento continuo. Cabe destacar que varios de los individuos recapturados formaron parte del programa reproducción y crianza en cautiverio iniciado a finales de los años 70 en Santa Cruz. Estos ejemplares fueron reintroducidos en Bahía Cartago, y el monitoreo actual confirma su supervivencia, demostrando el éxito del programa.
El Dr. Jorge Carrión, Director de Conservación, señaló que gracias a este monitoreo preliminarmente se estima una población actual de entre 600 y 700 iguanas amarillas en Bahía Cartago. “También observamos los efectos positivos de la eliminación de las cabras ferales, que ha permitido la recuperación de la vegetación nativa del área y, en consecuencia, una mayor disponibilidad de alimento para las iguanas”, enfatizó.
Otra tarea fundamental realizada fue la colecta de muestras biológicas de las iguanas, específicamente sangre y heces. Estas muestras serán analizadas para obtener información sobre la genética de la población, conocer su dieta, la presencia de enfermedades y otros aspectos biológicos que pueden influir en su conservación. La toma de datos biológicos es crucial para desarrollar estrategias efectivas de manejo y protección para esta especie emblemática.
Además del monitoreo de la población de iguanas, el equipo realizó un registro exhaustivo de las especies presentes en la zona, con un enfoque especial en la identificación de especies introducidas. Las especies invasoras son especialmente preocupantes, ya que representan una amenaza grave para las iguanas terrestres amarillas y otras especies nativas. Aunque durante esta expedición no se encontró plantas invasoras, sí se detectó la presencia de gatos ferales, una de las mayores amenazas para las iguanas juveniles. Es por esto que es importante continuar los esfuerzos para controlar las especies invasoras.
La expedición a Bahía Cartago representa un avance significativo en los esfuerzos por conservar la iguana terrestre amarilla. Todas las actividades de la expedición, desde el monitoreo de la población hasta la colecta de muestras biológicas, proporcionan información valiosa que contribuirá a la estrategia de conservación a largo plazo de esta especie. El hallazgo de individuos previamente marcados es un claro indicador del éxito del programa de reproducción y crianza en cautiverio y la reintroducción de iguanas juveniles en su hábitat natural.
El equipo de científicos, técnicos y guardaparques fue testigo de un ecosistema que está recuperándose de manera constante tras la eliminación de las cabras ferales, lo que ha permitido un incremento en los recursos alimentarios para las iguanas. Como señaló el Dr. Carrión: “Estamos viendo los frutos de décadas de trabajo dedicado a la restauración ecológica de esta área crítica de Galápagos.”
Este logro es solo el comienzo. Con cada expedición, se avanza en la protección de especies emblemáticas que no solo son importantes por sí mismas, sino que son clave para mantener los ecosistemas del archipiélago. Galápagos Conservancy reafirma su compromiso con el avance de la ciencia y la conservación, no solo para la iguana terrestre amarilla, sino para todas las especies que hacen de Galápagos un tesoro mundial.