En el lejano archipiélago de Galápagos, un lugar donde la biodiversidad y la conservación son esenciales, surge la inspiradora historia de Patricia Stucki. Como guía naturalista y amante del chocolate, Patricia ha logrado combinar su herencia suiza con la riqueza natural de las islas gracias a las subvenciones de Galápagos Conservancy.
Criada en Suiza, cerca de una fábrica de chocolate, Patricia desarrolló desde niña una profunda conexión con el mundo del cacao, una pasión que la ha acompañado a lo largo de su vida y marcó su camino hacia un futuro inesperado.
El compromiso de Patricia Stucki con la conservación de Galápagos se cristalizó en las transitadas calles de Suiza, donde participaba en la venta de chocolates como parte de un proyecto de apoyo a la conservación de las islas. Este proyecto, gestionado desde Suiza, evidencia su afecto por el archipiélago mucho antes de establecerse en este. Aquella experiencia marcó el inicio de una conexión inesperada con este paraíso natural. En la actualidad, como guía naturalista en Galápagos, Patricia comparte no solo la belleza del entorno, sino también su historia de cómo la pasión por el chocolate la llevó a conectarse con Galápagos y hacer realidad de manera más directa su anhelo de contribuir a la conservación de este maravilloso archipiélago.
En el 2010, adquirió un terreno en la parte alta de la isla Santa Cruz, con el sueño de cultivar su propio cacao. A pesar de los desafíos iniciales, su determinación y el amor por el cacao la llevaron a superar las dificultades de cultivar en un entorno tan único. Con el tiempo, su esfuerzo dio frutos, y hoy, su plantación cuenta con casi 2000 plantas de cacao, cada una con su propia historia de crecimiento y superación.
Con este impulso, Patricia despliega ahora infinitas posibilidades con la materia prima, el cacao. La cáscara de la pepa cobra vida en un té de chocolate, que se sirve localmente con agua caliente y canela. Los nibs, resultado de tostar y romper el cacao, se presentan como un superalimento, rico en hierro y antioxidantes, incorporados en granolas, galletas o disfrutados como un saludable snack. La versatilidad continúa con la transformación de los nibs en un chocolate líquido, refinado y moldeado con la posibilidad de agregar ingredientes personalizados. Así, el chocolate de Galápagos no solo es un deleite para el paladar, sino un testimonio de la innovación y dedicación de Patricia hacia un chocolate de alta calidad y contenido cacaotero excepcional en las Islas Encantadas.
En cada grano de cacao que crece en las tierras altas de Galápagos, se encuentra la pasión de Patricia y el vínculo entre dos mundos: el suizo y el encantado archipiélago. Su historia es un testimonio de cómo la pasión y la perseverancia pueden unir dos mundos, llevando la esencia del chocolate suizo al corazón de Galápagos.